Año nueva vida nueva. Visualice todas sus metas para este 2020, visualice cómo las va a cumplir y comprométase a tener más fuerza de voluntad para que este año sí lo logre. Acá le doy unos consejos menos ingenuos que sí sirven.

Año nueva vida nueva dicen, y no es para menos. Cuando se nos presenta un cambio de situación, como cuando nos mudamos a un nuevo hogar o ciudad, cuando empezamos un nuevo trabajo o cada inicio de año, tendemos a estar más motivados a comprometernos con objetivos de mejoramiento personal y a cumplir metas de mediano o largo plazo. Los científicos del comportamiento denominan a esto como “Fresh-start effect” (Yo lo voy a traducir como el efecto de Año Nuevo).

Aprovechando este inicio de año vamos a hacer un ejercicio mental ya que estamos motivados a cambiar. Visualice todas sus metas, visualice cómo las va a cumplir, cómo se va a sentir cuándo las alcance y comprométase a tener más fuerza de voluntad para que este año, este año sí lo logre.

Lamento decirle que esta es una pésima estrategia. En primer lugar, porque los seres humanos somos muy buenos para ponernos metas a futuro, pero muy malos cumpliéndolas en el día a día. En segundo lugar, porque al pedirle que se concentre en el futuro, en vez de enfocarse en el día a día, usted puede estar acumulando ansiedad porque la meta parece inalcanzable. Sentimiento que más fácilmente lo va a llevar a desistir, a que se sienta mal por no haber cumplido y a terminar haciendo más de lo que no quería hacer.

Ahora yo le propongo un nuevo ejercicio. En este nuevo año piense en todas las veces que no cumplió una meta y llegue a la conclusión de que su fuerza de voluntad no es tan grande como usted cree. Quiero que comprenda que, al igual que los años pasados este también va a fallar y que el optimismo que está sintiendo es solo un efecto psicológico muy estudiado. Ahora que ya sabe que su fuerza de voluntad no es la de un súper héroe, voy a proponer unas mejores estrategias para que este año sí sea el año.

Pero primero una fábula. Ulises, el héroe mítico de la Odisea, en su regreso a Ítaca debía pasar por la isla de las sirenas. Temibles monstruos que atraían a los marineros con su hermoso canto. A Ulises le advirtieron sobre esto, pero como era mayor su curiosidad les ordenó a sus hombres que cubrieran los oídos de todos con cera, que lo amarraran a él al mástil de su barco y que llegado el momento, ignoraran sus pedidos por soltarlo. En efecto, cuenta la historia que Ulises pudo escuchar su canto y les imploró a sus hombres para que lo soltaran, de no haber sido porque estaba atado seguramente, ese habría sido su fin.

Así como Ulises, nosotros tenemos la capacidad de reconocer que vamos a equivocarnos y de diseñar estrategias para evitar que eso pase. Esto es lo que se conoce como contratos de Ulises, porque son compromisos hechos con antelación que restringen nuestras opciones a futuro para ayudarnos a cumplir nuestras metas de largo plazo. Este tipo de mecanismos de compromiso previo funcionan muy bien porque las dietas, los planes de ahorro, de ejercicio suelen fallar no por falta de planeación, sino porque al momento de ejecutarlas nuestra fuerza de voluntad escasea.

Como regla general estos contratos de Ulises deben ser una restricción voluntaria de una acción futura. Como le mencioné antes, somos muy buenos para planear a futuro así que hagamos uso de esa capacidad para restringir nuestras posibles acciones en el momento de la decisión. Ahora pensemos en tres ejemplos relevantes para todos: ahorrar más, comer de forma más saludable y hacer más ejercicio.

A la mayoría de nosotros nos gustaría ahorrar más que el año anterior, pero de alguna manera siempre terminamos con deudas. Para esto podemos pensar en dos estrategias, una para gastar menos y otra para ahorrar más. Una forma de lograr lo primero puede ser retirar a principios de mes todo el dinero en efectivo que me quiero gastar y ponerlo en un sobre. Con esto en mente, cuando vaya a salir de la casa voy a depositar en mi billetera solo el dinero que creo que necesito para el día y voy a dejar las tarjetas de crédito y débito en la casa. De esta forma, me fuerzo a gastar únicamente el efectivo que tengo en el sobre y me restrinjo de consumir más allá de mi presupuesto diario.

Si lo que quiero es ahorrar más, los bancos ofrecen cuentas de ahorro programado que automáticamente transfieren parte de nuestros recursos a una cuenta distinta. Con esto, aún si se nos olvida o se nos presenta algo más urgente nos obligamos a ahorrar. En el momento será molesto, pero a futuro nos lo agradeceremos.

Para comer más saludable lo primero sería empezar por controlar lo que llega a nuestra casa. Nos estamos diciendo mentiras si creemos que podemos comprar un litro de helado y dosificarlo durante el mes. Por eso es preferible que antes de mercar hagamos una lista de los productos saludables que queremos. Cuando vayamos al supermercado, buscaremos solo lo que está en nuestra lista.

Si el problema es que compramos por impulso y metemos en nuestro carro de mercado lo que se nos aparece, una sugerencia sería cambiar dónde compramos por otro con una oferta más saludable. Los mercados orgánicos o los campesinos pueden ser una buena alternativa, pues solo ofrecen opciones saludables. Otra opción es hacer uso de la tecnología. Las aplicaciones de los supermercados nos permiten guardar nuestra lista de compras. Si hacemos una lista saludable una primera vez, en el futuro solo tenemos que seguir ordenando a domicilio lo mismo una y otra vez.

Por último, para hacer más ejercicio un ejemplo de contrato de Ulises en este caso no es pagar dos años de gimnasio por adelantado. Una vez la plata sale de su bolsillo, usted ya no tiene incentivos a futuro para seguir yendo. Ese no es un buen mecanismo de compromiso. Mi sugerencia es buscar a alguien que se comprometa a ir con usted al mismo tiempo. De esta forma si alguno de los dos no puede ir, ninguno irá y el que sí podía, hará sentir culpable al otro por incumplir. Esto implica generar un incentivo adicional para hacer deporte; el compromiso que tengo de no quedar mal con la otra persona.

Cada uno de nosotros tenemos algo que queremos lograr y podemos pensar en distintas versiones de contratos de Ulises. Para que este año sí sea el año lo más importante es que reconozcamos que, como Ulises, podemos y vamos a fallar. Los seres humanos somos muy inteligentes, pero hay que usar esa inteligencia para predecir cuándo no lo vamos a ser. ¡Les deseo un feliz año y mucha suerte con sus metas!

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